Juan Grabois tomó el Instituto Juan Domingo Perón y quedó detenido

Juan Grabois tomó el Instituto Juan Domingo Perón y quedó detenido

Se produjo un forcejeo con dos agentes de la Policía Federal que custodiaban el edificio, lo que agravó la tensión.

DETUVIERON A GRABOIS. Tomó junto a un grupo de militantes la sede del Instituto Perón en la Ciudad de Buenos Aires.
07 Junio 2025

El dirigente del Frente Patria Grande, Juan Grabois, fue detenido por la Policía Federal Argentina tras ocupar junto a un grupo de militantes y legisladores la sede del Instituto Nacional Juan Domingo Perón, ubicado en el barrio porteño de Recoleta. El edificio, que albergaba un museo y un centro de estudios históricos, había sido cerrado esta semana por decisión del Gobierno nacional.

La acción de ocupación comenzó alrededor de las 14 del sábado, cuando cerca de 50 personas ingresaron al establecimiento a través de la cafetería lindera “Un café con Perón”, utilizando una puerta interna. Entre los presentes estaban los diputados nacionales Itai Hagman y Natalia Zaracho, el senador bonaerense Federico Fagioli y la legisladora provincial Lucía Klug, todos miembros del Frente Patria Grande.

Durante la protesta, se colgaron banderas con consignas como “Si no podés elegir, no hay democracia” y “Defendamos nuestra historia”, en señal de rechazo a la clausura del instituto. Según testigos, al ingresar se produjo un forcejeo con dos agentes de la Policía Federal que custodiaban el edificio, lo que agravó la tensión.

Pasadas las 17, un importante operativo de desalojo fue desplegado por efectivos de Infantería de la PFA, con apoyo perimetral de la Policía de la Ciudad. En medio de empujones, gas pimienta y forcejeos, Juan Grabois fue detenido. “Meteme preso Milei, pero la bandera argentina no me la sacás”, publicó el dirigente en su cuenta de X (ex Twitter), acompañando el mensaje con una foto dentro de un móvil policial.

Protesta simbólica y reclamo por la memoria histórica

Grabois -en diálogo con Infobae- definió la ocupación como un acto de “resistencia no violenta” en defensa de la memoria histórica y del rol simbólico del Instituto. “Aquí funcionaba un museo, un lugar de homenaje abierto a todas las ideologías y visitado por turistas de todo el mundo. Lo que hicieron con las estatuas, lo que hicieron con la memoria, es muy grave”, afirmó el referente de Argentina Humana.

Además, cuestionó los argumentos del Gobierno para justificar el cierre. “Dicen que era un gasto innecesario, pero eso es falso. Hay organizaciones que están dispuestas a sostenerlo gratuitamente. Esto no era una carga, era un espacio cultural de todos”, sostuvo.

El Instituto Juan Domingo Perón fue creado por decreto en 1995 y desde 1997 funcionaba en la Quinta Unzué, donde vivieron Perón y Evita. En ese lugar, de fuerte valor simbólico, murió Eva Perón en 1952. Pese a la demolición de la residencia ordenada en 1958 por la dictadura de Aramburu, se conservó el edificio auxiliar actual, que albergaba una biblioteca, archivo, videoteca y hemeroteca especializada.

La versión del Gobierno: cierre por “gasto injustificado”

Días antes, el vocero presidencial Manuel Adorni había informado el cierre tanto del Instituto como de la Comisión Nacional de Homenaje a Perón, argumentando que ambas entidades representaban “una carga presupuestaria injustificada”.

El Ministerio de Capital Humano, encabezado por Sandra Pettovello, detalló que el Instituto contaba con 20 empleados y que su presupuesto anual superaba los $400 millones, destinándose casi en su totalidad al pago de sueldos y servicios básicos. Según un comunicado oficial, “no se habían producido investigaciones relevantes” en los últimos años y se procedió a inventariar su patrimonio, con el objetivo de transferirlo a la Biblioteca Nacional y al Archivo General de la Nación.

“Estas medidas de salvaguarda evitaron que se produzca daño o destrucción del patrimonio por parte de quienes irrumpieron en el inmueble”, concluye el comunicado.

Reacciones y consecuencias judiciales

El Partido Justicialista presentó esta semana una acción judicial para que el patrimonio del Instituto no se disgregue y propuso asumir su gestión sin financiamiento estatal. En tanto, la ocupación liderada por Grabois podría derivar en causas judiciales por usurpación y desobediencia, aunque hasta el momento no se informaron cargos formales.

“Estamos ejerciendo el derecho a defender nuestra historia. No les tenemos miedo. El coraje también se contagia”, había declarado Grabois antes de ser detenido. Por ahora, el conflicto sigue abierto, tanto en el plano legal como en el político y cultural.

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