La Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) ha publicado un informe sobre la situación de la quema de caña de azúcar en Tucumán durante 2024.
En el trabajo se reafirmó que la quema de cañaverales ya no es una opción para los productores. Históricamente utilizada, esta práctica enfrenta no solo una prohibición legal y severos perjuicios sociales y ambientales, sino también importantes pérdidas económicas directas para el productor. La quema de caña en pie como la de rastrojos acelera la degradación del azúcar en los tallos y, fundamentalmente, la degradación del suelo. Aquí, se pierden nutrientes esenciales, se reduce la capacidad de retención de agua y se elimina la protección natural contra malezas, entre otros beneficios que aporta el rastrojo. A estos perjuicios se suman las multas impuestas por el Gobierno provincial, cuyos montos superan considerablemente el costo de implementar medidas preventivas.
En esa línea, Juan Fernández de Ullivarri, técnico de la Sección Agronomía de la Caña de Azúcar de la Eeaoc, señaló que “la certificación LocalG.A.P., es un camino hacia la sostenibilidad e implica la eliminación de la quema en la caña de azúcar”. “Por eso, se debe seguir trabajando en esa línea”, expresó.
En este escenario, la certificación LocalG.A.P. “Caña de azúcar sin uso del fuego” surgió como una solución integral. Desarrollada por la Mesa de Gestión Ambiental de Tucumán (MGA), avalada por GlobalGAP y gestionada por la Eeaoc, no solo evita incendios, sino que ayuda a las empresas y productores a gestionar mejor sus campos y ser más eficientes.
El objetivo es claro: garantizar que manejen los cañaverales con prácticas limpias y seguras, protegiendo al productor, al medio ambiente y a la comunidad. Por ello, se estableció un protocolo diseñado para los productores de Tucumán
La certificación LocalG.A.P. se basa en un protocolo local, adaptado a las prácticas locales, accesible y práctico. El proceso comienza con la preinscripción gratuita en la Eeaoc, y continúa con la adecuación de los campos para cumplir con medidas preventivas clave. Estas últimas incluyen la limpieza rigurosa de callejones, alambrados y acequias, la implementación de cortafuegos internos y la colocación de cartelería informativa sobre protocolos a tener en cuenta en caso de incendios. Además, entre los puntos importantes se encuentra la capacitación del personal en manejo seguro del fuego, lo que asegura una respuesta rápida ante emergencias.
Auditoría
Una vez implementadas estas acciones, una empresa certificadora externa realiza una auditoría para verificar el cumplimiento del protocolo. Tras la aprobación, el campo recibe un certificado anual renovable, que es una prueba fehaciente de que el productor no utiliza el fuego en su campo y toma todas las medidas necesarias para evitar la propagación de incendios accidentales.
En 2024, más de 60.000 hectáreas de caña de azúcar fueron certificadas con LocalG.A.P. en Tucumán. Esto, en parte, logró reducir las quemas incluso en un año crítico que presentó heladas severas. Por primera vez, se registraron más hectáreas certificadas que hectáreas quemadas en la provincia en un año con condiciones ambientales adversas.
Durante 10 años -arrancó en 2014-, este plan ha permitido que año a año crezca la superficie certificada y disminuya la quema.