Entre la unidad que se pregona y la ruptura que se practica

Entre la unidad que se pregona y la ruptura que se practica

En la política tucumana comienzan a palpitar que la unidad en el oficialismo y en la oposición es cada vez más difícil de conseguir. De hecho, la primera mitad del año cierra sin avances en ese sentido y el segundo semestre comienza con señales que contradicen los discursos de convergencia.

El peronismo está envuelto en un ida y vuelta de mensajes confusos. La convocatoria a confluir en un espacio antimileísta en Tucumán que lanzó en el Instituto Patria a mediados de mayo tuvo más la intención de trasladar a Osvaldo Jaldo la responsabilidad de la ruptura interna que de acercar posiciones. De hecho, después de aquella reunión entre Cristina Fernández de Kirchner, Pablo Yedlin y Javier Noguera no se produjo ningún contacto entre las partes. Por el contrario, se sucedieron travesuras de uno y de otro lado: los disidentes salieron a pintar por la candidatura a diputado del taficeño y los jaldistas a taparlas para remarcar el nombre del frente oficialista, Tucumán Primero.

En las redes sociales, en tanto, los díscolos se subieron al discurso de Germán Alfaro en su presentación como neojaldista para chicanear al gobernador. Para justificar su nuevo rol, el ex intendente dijo que en esta elección se plebiscitan las gestiones nacional, provincial y de todos los jefes municipales; algo que muchos interpretaron como un “palito” para su sucesora, Rossana Chahla. El más directo fue Samuel Semrik, interventor del Frente Renovador que responde al diputado Yedlin. “El Frente Renovador no va a participar en un frente que plebiscita al gobierno de Milei, fin”, ironizó. Después su jefe político fue más explícito al decir que estarán en la boleta en contra del Gobierno nacional. “Estamos construyendo un frente amplio, pero claramente antimileísta. No nos queda claro que el espacio del gobernador Jaldo tenga esa posición. Por eso, hacemos este llamado a la unidad, pero a una unidad real, con un mensaje nítido para la sociedad”, ahondó el ex ministro de Salud.

Acuerdo lejano

Precisamente, los miembros del espacio que ¿conduce? el ex gobernador Juan Manzur mantuvieron en estos últimos días una serie de reuniones y conversiones en las que la única conclusión fue que cualquier acuerdo, por ahora, es lejano. Al propio Yedlin vieron ingresar al Instituto Patria ante un llamado de la ex presidenta. Durante algunos minutos, la puso al tanto de los nulos avances conseguidos en lo referido a la unidad justicialista local. Según fuentes kirchneristas, la ex jefa de Estado le dijo que conserven la paciencia porque “la prioridad” es lograr esa unidad. Eso sí, Cristina le habría ratificado que “el” candidato del PJ nacional en Tucumán es el propio Noguera.

Este último mensaje, de ser cierto, tiene impacto directo en la posibilidad de un entendimiento con la Casa de Gobierno, porque las versiones dan cuenta de que el jaldismo no aceptaría en la lista del frente Tucumán Primero al legislador taficeño. En contraposición, el oficialismo ofrecería un lugar “salible” pero para otro dirigente antimileísta, y ahí en las charlas de café se pusieron a husmear en los nombres que La Cámpora tendría para ofrecer. A muchos llamó la atención que ese espacio, liderado en Tucumán por Alejandro Melo, permanezca en silencio desde hace varios meses frente al dialoguismo de Jaldo con Javier Milei. Melo fue candidato a intendente de Bella Vista de la mano de Manzur y muy cercano a Jorge Leal, caudillo de Burruyacu. Cuentan que en el teléfono celular del ministro del Interior, Darío Monteros, hay un chat abierto entre ambos.

Desde principios de año, el mandatario se encargó de ir sumando dirigentes que se desprendieron de lo que fueron los influyentes movimientos kirchneristas. Hugo Cabral, como titular del Instituto de la Vivienda; y Marcelo Santillán, como secretario de Municipios y Grandes Comunas, son los dos ejemplos más resonantes. La última jugada fue la inclusión de Kolina en la coalición electoral, que en esta provincia lidera Pablo Cosiansi, un apellido conocido en el Registro Civil.

El mensaje que “El Comisario” pretende transmitir al Patria es claro: con Cristina, cualquier acuerdo es posible mientras no les levante la mano en Tucumán a los revoltosos que le zapatean en su propia peña. De esa manera, bloquearía cualquier resurgimiento manzurista y cerraría una ventana por la cual se podrían canalizar su descontento muchos peronistas –no tan solo kirchneristas-, disgustados por el apoyo de los diputados jaldistas a La Libertad Avanza.

Para consolidar el respaldo, Yedlin, Noguera, Semrik, Gabriel Yedlin y Christian Rodríguez visitaron el miércoles las oficinas que en avenida del Libertador utiliza como sede Sergio Massa. Con el ex candidato a Presidente ratificaron lo conversado con “La Jefa”: paciencia y continuidad de la instalación del espacio en Tucumán. Es un hecho que, si eventualmente ese acuerdo no llega, este sector competirá como una réplica local de la alianza que a nivel nacional encabece el PJ, aunque sin el sello del distrito partidario de aquí. El tigrense se ha convertido en el hombre con el que deben hablar todos una vez que tienen la venia de Cristina Fernández de Kirchner. La única consigna es sencilla: debe quedar en claro que se trata de un espacio que enfrenta las políticas de Milei.

A pedir de Jaldo

No sólo en el oficialismo el tiempo dilata cualquier posibilidad de entendimiento. En la oposición ocurre exactamente lo mismo. La Libertad Avanza, que no negocia el primer lugar de la lista, cierra puertas. CREO, que busca revalidar la banca de la diputada Paula Omodeo, anticipó en un plenario provincial que irá en soledad a las urnas. No obstante, por los antecedentes de 2021 y de 2023 de esta agrupación, años en los que zigzagueó dentro y fuera de Juntos por el Cambio, habría que dejar abierto el desenlace.

Ricardo Bussi, con su Fuerza Republicana, resiste. Pero está en una encrucijada. Si presenta su rendición ante los libertarios corre el riesgo de tener la misma suerte que el macrismo: hoy subsumido por la ola mileísta. Si se presenta en soledad, la chance de que LLA –por el efecto Milei- le ocupe la casilla de derecha que monopoliza desde los 90 en Tucumán es concreta. Esta semana lo repitió el consultor Jaime Durán Barba: la gente no vota segundas marcas, sino que busca las primeras. Quizá por eso el legislador reforzó esta semana su mensaje de convocatoria a una gran alianza de unidad para enfrentar al peronismo.

Lo del radicalismo es aún más incierto. A Roberto Sánchez finalmente le sacaron el compromiso de que será candidato a diputado, luego de meses de titubeo. Fue después de una reunión que mantuvieron el lunes varios correligionarios –José Cano y Silvia Elías de Pérez, entre ellos- y ex integrantes del alfarismo, como Alfredo Toscano, Walter Berarducci y Claudio Viña. Todos ellos, algunos de muy buen vínculo con la Casa de Gobierno, impulsan una reedición de la coalición opositora con más presencia en Tucumán desde mediados del primer mandato alperovichista. Esta vez, claramente montados sobre una postura antimileísta y sus formas.

Lo más doloroso para Sánchez fue que de ese mitin no participó su “socio” Mariano Campero, y tampoco envió emisarios. En el camperismo se excusaron en que de la convocatoria sea parte Toscano, a quien relacionan directamente con Jaldo. Pero, además, en que se busque diseñar una candidatura que cuestione las políticas de la Nación. Si es así, advierten en el búnker de Yerba Buena, no tendrán problemas en mostrarse prescindentes en octubre. No obstante, en el sanchismo creen que finalmente Campero los acompañará. Al menos, así lo exteriorizó el jefe municipal de Concepción, Alejandro Molinuevo, en una entrevista con LG Play.

No es el único escollo que deberá superar el ex piloto. Dentro de la UCR, el sector de los hermanos Romano Norri y de Ariel García con su movimiento Boina Blanca insiste en que habrá internas si es que previamente no hay consenso sobre el futuro institucional del partido. Esta semana volvieron a reclamarle definiciones respecto de la normalización distrital al presidente del comité, Martín Lousteau.

Cada vez que le cuentan de las desavenencias opositoras, Jaldo intenta hacerse el sorprendido. Luego, sonríe. Porque a medida que el año avance y no haya unidad en el oficialismo, el mejor reaseguro que puede encontrar es la atomización opositora. Nada que los tucumanos no hayan visto antes.

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